«Lejos de Pekín»: La larga espera

Bruscamente la tarde se ha aclarado
Porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
Que sin duda sucede en el pasado.
La Lluvia, Jorge L. Borges

Por Jorge Cappelloni

Sin dudas el final de la trilogía que significa la película “Lejos de Pekin” del director Maximiliano González lo encuentra recorriendo un camino de madurez y fortalecido crecimiento.

Si bien en sus filmes anteriores “La Soledad” retrataba a las madres niñas y “La Guayaba” sobre la cuestión de la trata de personas; y en este caso habla de la adopción, hay un hilo conductor que intenta develar la problemática social y en especial la de la mujer en el contexto de la región noreste del país.

La historia se centra en María (Elena Roger) y Daniel (Javier Drolas) una pareja de cuarentones que llevan ocho años de matrimonio  y que no han podido cumplir su sueño de ser padres. Han realizado los trámites de adopción y viajan a un pueblo del norte argentino, para continuar con el proceso. Allí y durante el periodo de vinculación con la criatura, las cosas no suceden como lo esperaban, y deben permanecer una larga noche en un hotel que llenará de incertidumbre a la pareja.

Si bien el film podría emparentarse con “Una especie de Familia” de Diego Lerman, donde una pareja también viajaba al interior para reunirse con un bebe otorgado en adopción,pero que una serie de obstáculos dificultaban ese proceso, aquí González rápidamente abandona ese camino, para concentrase en la intimidad de la pareja, en la noche previa a concluir con el proceso de adopción.

Es así que el director elige radiografiar  la intimidad de la espera, el agobio de esta pareja en ese hotel,en esa larga noche lluviosa, interminable, en donde se recuerda y aflora lo recordado: la infancia, los vínculos familiares, los resentimientos y frustraciones, las relaciones truncas, las carencias y afectos del pasado que quedan fijados en el tiempo.

El film parece poner en escena lo que el escritor Ray Bradbury escribiera en el inicio de su cuento La larga lluvia: «La lluvia continuaba. Era una lluvia dura, una lluvia constante, una lluvia minuciosa y opresiva». Así es la lluvia en «Lejos de Pekín»; una lluvia que todo lo cubre y a todos alcanza, es historia y evocación en los planos iniciales y finales, desdibuja los contornos, obliga a la gente a guarecerse o a desplazarse por la crecida del río.
Tampoco resulta casual entonces la alusión de María a una frase del poema de Jorge Luis Borges, «La lluvia es una cosa que sin duda sucede en el pasado», pues es en ese pasado donde quedan suspendidos los protagonistas en esa noche eterna de evocación.

Mención aparte merece destacarse la labor del binomio actoral que componen Elena Roger y Javier Drolas, la sugerente participación  de Cecilia Rosetto y los cuidados rubros técnicos como la dirección de fotografía, la dirección de arte y el montaje del film.

Lejos de Pekin  alude en su titulo a un punto cardinal equidistante en espacio y tiempo, en las antípodas de la capital del gigante asiático está este lugar perdido en el mapa del noreste argentino, con sus pequeñas historias, sus pasiones y conflictos que sucumben ante la pertinaz lluvia.

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