
El director Ken Loach,en Cannes – EPA/ Julien Warnand
Ken Loach viene con su puño levantado,en broma, fingiendo haber salido de una escaramuza con los fascistas. El director británico, a pesar del indudable talento como cineasta, que le valió ganar dos Palmas de Oro en Cannes: El viento que acaricia la hierba (2006) y Yo, Daniel Blake (2016), nunca deja de ser un animal político. Reconociendo que tiene italianos frente a él, les pregunta un poco sarcásticamente: «¿está Salvini?» y se ríe entre dientes.
Loach trae a la competencia en la 72ª edición del festival de Cannes el film «Sorry we missed you», que habla de la precariedad en el mundo del trabajo y las repercusiones psicológicas, así como económicas, de esta fragilidad en las familias.
Loach es uno de los pocos directores que siempre tiene bajo control la situación de la clase trabajadora, que ve reducida las condiciones de bienestar, los derechos y las protecciones en el mundo del trabajo, a menudo una consecuencia de la globalización y la tecnología que hace al hombre un esclavo en vez de liberarlo.
«Cuando yo era joven, si uno aprendía un oficio, asumía que continuaría ejerciéndolo durante toda su vida. Hoy este ya no es el caso y la paradoja es que no es el empleador sino el trabajador que explota al trabajador. Ya no hay una línea de montaje, en la que pasar ocho horas ».
El protagonista de la película, Ricky (Kris Hitchen) conduce un camión durante al menos 14 horas al día para entregar los bienes pedidos a través de Internet y está controlado por una computadora, la que indica el camino pero, sobre todo, mide el momento de las entregas. El camión es suyo, pero el servicio se debe a un acuerdo de franquicia. El día que decide no trabajar, se ve obligado a pagarle al empleador por incumplimiento.
«Es la paradoja de ser un trabajador autónomo y precario a la vez, obligado a soportar una serie de condiciones que incluyen, precisamente, la falta de protección en caso de ausencia por enfermedad y la falta de vacaciones pagas. Si ocurre un accidente tienes que hacer el trabajo tú mismo. El jefe explica la situación muy claramente a Ricky: la explotación es una lógica impuesta por el correcto funcionamiento del capitalismo. Si el jefe no requiere que los conductores se conviertan en trabajadores por cuenta propia y, por lo tanto, pierdan todas las protecciones de los empleados, otras compañías tomarán su lugar y permanecerá sin la posibilidad de continuar con su actividad. Esta es la lógica del capitalismo que funciona. Debemos reducir y contener los costos. Si el trabajador es el primero en observar las reglas, será el primero en disfrutar de los frutos y no en arriesgarse al fracaso ».
Una lógica que presupone una elección política corriente arriba.
«Para las Naciones Unidas, la austeridad es una elección política hecha por la clase dominante de un país, que está en el poder porque ha sido elegida por cada uno de nosotros. La izquierda ha fracasado porque no puede presentar un programa alternativo a la monarquía democrática, de la cual aceptamos la estructura jerárquica como normal. Para la izquierda desafiar un status quo tan enraizado en cada uno de nosotros es ciertamente difícil. Pero nosotros, además del poder de voto, tenemos el poder de atacar y reclamar salarios mínimos ».
En gran parte de Europa, la derecha y los nacionalismos ganan.
«La situación es peligrosa en Italia, en los países de Europa del Este, en Hungría, en Polonia, en América, incluso en Brasil. Está encendida por la rabia generada por las desigualdades, por la brecha que se ensancha cada vez más entre los muy ricos y los muy pobres. Las personas votan a la derecha porque no saben dónde poner esta ira tan incandescente,no saben cómo descargarla. En este punto, es fácil culpar a los inmigrantes y aquellos que son más pobres y más vulnerables que tú, con aquellos que tienen la piel de un color diferente, con aquellos que cocinan alimentos que tienen un perfume u olor diferente al tuyo ».
La película termina muy amargamente.
«Los socialdemócratas continúan prometiendo que esta situación mejorará, cuando saben perfectamente que, si el mecanismo de competencia llevado a cabo por grandes grupos industriales y grandes corporaciones no se interrumpe, no habrá esperanza de revertir la situación». Por lo tanto, será necesario ante todo afirmar y declarar que esta situación es intolerable y oponerse a ella para encontrar una alternativa que abra las puertas a la esperanza ».
© Cristina Battocletti,ilsole24ore.com
traducción y adaptación de Jorge Cappelloni