Entrevista a Darío Mascambroni, director del film Primero Enero. Por Bárbara Rocío Benítez.
Primero Enero es la opera prima de Darío Mascambroni, joven director cordobés. La historia cuenta los días de un niño y su padre a punto de divorciarse en las sierras cordobesas, precisamente en la casa de campo de la familia. El film aprovecha los espacios naturales y crea escenas estéticamente perfectas.Estrenada comercialmente el 16 de marzo en cines, FellinA Tierra de Cine mantuvo una charla con el director quien nos cuenta pormenores acerca de la realización del film, su trabajo con los «no actores», la experiencia del recorrido de la película por varios festivales y el desarrollo de su futuro proyecto.
La película se centra en la relación padre e hijo atravesando el divorcio del primero. Un niño tratando de reconfortar a un adulto. ¿En qué te inspiraste? ¿Cómo hiciste para que el tema principal no se aborde a través de las palabras y si de los hechos?
La idea original tenía que ver con la propuesta del padre de cumplir con la vieja tradición familiar. Lo que yo buscaba era retratar la visión de distintas generaciones sobre esas actividades y como las tradiciones a veces suelen ser excesivamente rígidas ante nuevas miradas o propuestas. La idea del divorcio fue propuesta por Jorge, el papá de Valentino. Ese conflicto cargo de emociones y de matices la manera en que llevan adelante esa convivencia y eso fue lo que permitió trabajar con gestos y estados de ánimo que no hacía falta reforzar con tanto diálogo.
En cada escena del film se puede apreciar la naturaleza como un actor principal. Tormentas, ríos y montañas ¿Por qué escogiste esos momentos puntuales que brinda lo natural?
Porque el lugar que visitan los obliga de alguna manera a generar un vínculo con la naturaleza. Así como ellos tienen un amplio rango de emociones, el entorno que los rodea también. Muchas veces sirve para reforzar el estado de ánimo de los personajes y otras para generar un contrapunto.
¿Fue difícil trabajar y crear los momentos que querías representar en pantalla con “no actores” y sin un guión explícitamente pactado?
Fue difícil pero al mismo tiempo el desafío más interesante que tenía el hecho de rodar una película de esta manera. Sabíamos que en ellos estaba lo más potente que muestra la película.
Primero Enero tuvo su presentación en el 18º Bafici (donde obtuviera el premio a Mejor Película de la Competencia Argentina) y luego en la Competencia Generation K-Plus de la 67º Berlinale ¿Cuáles fueron las críticas que recibió? ¿Qué significó siendo tu opera prima?
Para nosotros fue puro aprendizaje, los festivales te permiten el dialogo directo con el público y el ejercicio de responder preguntas y recibir comentarios relacionados con lo que ellos ven en la pantalla es fundamental para seguir creciendo como realizador. La recepción en general fue muy buena y el recorrido fue mayor al esperado.
¿Qué expectativas tenes sobre el estreno de la película?
Del estreno comercial esperamos que el público que no asiste normalmente a festivales tenga la oportunidad de ver Primero Enero en una sala en las mejores condiciones.
¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto?
Si todo sale bien en un par de meses iniciamos el rodaje de Mochila de plomo. Es un proyecto que junto a la productora Fernanda Rocca venimos trabajando desde hace tres años y que a raíz de haber ganado el concurso Raymundo Gleyzer cine de La Base contamos con el apoyo del INCAA. La historia se centra en la poca contención que sufre un nene de 13 años el día que sale de la cárcel el hombre que mató a su papá. A diferencia de Primero Enero esta vez sí hubo un largo proceso de guionado en el que fue muy valioso el trabajo en conjunto con Florencia Wehbe y Pipi Papalini.
© 2017 FelliniA Tierra de Cine Web