Libros. Con «La historia de una película inacabada», David Robinson reconstruye el proyecto nunca terminado del director. El guión, los bocetos, las fotos. Publicado por la Cineteca di Bologna. por Giovanna Branca ©.
Por lo demás, «¡todo está listo! » El productor Jerry Epstein le escribió a Charlie Chaplin en 1969: faltaban algunos detalles sobre locaciones costosas, pero se completó el plan de preproducción para la próxima película del gran director británico. Sin embargo, esa película, The Freak, nunca vio la luz, destinada a permanecer La historia de una película inacabada tal como título del libro de David Robinson publicado y editado por la Cineteca di Bologna (Charles Chaplin – The Freak, La storia di un film inacabado, ediciones Cineteca di Bologna, 274 pp., 29 euros), resultado de una minuciosa búsqueda entre los materiales del archivo de Chaplin para reconstruir la gestación de su último proyecto. Años de trabajo que no solo permiten la publicación del guión definitivo de The Freak contenido en el libro (reconstruido con cuidado filológico y comparado con versiones y tratamientos anteriores), sino que abren una apasionante mirada al método de trabajo de Chaplin: la atención al detalle y sobre todo los gestos encomendados a su hija adolescente Victoria, que se suponía que iba a interpretar a Sarapha, la milagrosa mujer pájaro protagonista de la película, ahora que «el vagabundo» había tenido que dejar de ocupar la pantalla con su cuerpo «mágico» porque la edad -en 1969 Chaplin tenía 80 años- y una fractura de tobillo de la que nunca se recuperaría.
EL PROYECTO de The Freak nació a raíz de las mil dificultades a las que se enfrentó Chaplin para llevar a término The Countess of Hong Kong, su primera película para un gran sello, recibida con frialdad, si no con abierta hostilidad, en los Estados Unidos de la que el director (de actividades antiamericanas, cercanía al comunismo y bajo investigación del FBI) había estado ausente durante quince años, en «exilio» después de que el fiscal general James McGranery cancelara en 1952 su permiso para volver a ingresar al país desde Inglaterra, donde se encontraba para promover «Candilejas».
Al principio, además de The Freak, hay otro proyecto que considera Chaplin, y del que también escribe un tratamiento: la historia de un cineasta nativo americano en la época de la «guerra de patentes» que lideró la industria cinematográfica desde la costa este hasta Hollywood. La historia de Sarapha, en cambio, comenzó en las remotas costas de Chile, donde nació y se crió la hermosa mujer con alas de pájaro, antes de ser secuestrada y llevada a Londres, donde la saludan alternativamente como un ángel o un monstruo temible: una outsider en la frontera entre humano y animal sobre el que las autoridades tienen que tomar una decisión: ¿puede permanecer dentro de las fronteras o es una amenaza para la sociedad que hay que expulsar?
SI SE MIRA BIEN ambos proyectos se pueden leer dentro de la oposición entre Chaplin y el establishment estadounidense, tanto el político como el hollywoodense que no había tomado su defensa prefiriendo expulsar el cuerpo extraño del soñador de un mundo mejor, que había encarnado a los oprimidos, los payasos, los forasteros. Pero es la historia de Sarapha sobre la que Chaplin finalmente se lanza con pasión, practicando constantemente con Victoria (quien, entrevistada por Cecilia Cenciarelli, recuerda en primera persona aquellos días de ensayos en Suiza, custodiada también por una película casera de la familia Chaplin) y los movimientos con las alas de lana de vidrio cubiertas con plumas de cisne que él y Epstein construyeron para la película.
El libro de la Cineteca di Bologna está marcado por documentos de producción: la creación de los efectos especiales, los bocetos de John Rose y Gerald Larn (también entrevistados por Cenciarelli), el catálogo imaginario de espectáculos, novelas, cuentos de hadas en los que Chaplin pudo encontrar inspiración – desde niño en Londres – para su creación.
» THE FREAK» es una novedad para Chaplin en muchos sentidos: su protagonista es una mujer por primera vez, y se habrían necesitado efectos especiales de vanguardia y costosos para realizar la película, especialmente las visionarias secuencias de vuelo sobre los tejados de Londres. tramado en los bocetos. Un detalle curioso, como escribe Gian Luca Farinelli en su epílogo: “El director que menos ha recurrido a los efectos especiales, arriesgándose en innumerables ocasiones a romperse el cuello, para su último trabajo piensa en una película que tiene sus propias escenas lo más importante y fascinante en los vuelos liberadores de Sarapha, la protagonista ».
Pero enclavada en el guión y entre las notaciones breves de dirección de The Freak hay un filme de potencial profundamente chapliniano, a partir del humor de la serie de desmayos provocados por la aparición de la mujer alada, frente a los que es necesario hacer un uso frecuente de «Sube» para no perder el conocimiento. Y sobre todo en la sencillez y dulzura con que Chaplin traslada a su criatura a la actualidad, en la secuela de 1968 con sus convulsiones culturales, políticas y sociales que, en un tratamiento previo al borrador final, el director vincula a la apariencia de su mujer pájaro, su «monstruo» que como el barbero judío del Gran Dictador tiene el poder de cambiar el curso de la historia.
Y como el John Merrick de David Lynch once años después, Sarapha expone, en una ecuación en la que la repulsión por el «monstruo» y la atracción por la hermosa criatura alada son iguales, la estrechez de miras del mundo: la hipocresía de los hombres. de la iglesia que quieren usarlo para sus propios fines o la codicia capitalista de quienes quieren convertirlo en el número principal de un circo de atracciones. Así como la torpeza del poder: “¡Estamos cuestionando que este fenómeno sea un ángel! Sin embargo, seas o no un ángel, has violado nuestras leyes de inmigración al ingresar ilegalmente al país ”- observa un ministro durante el debate parlamentario sobre el caso en uno de los tratamientos.
Una vez más, sin embargo, Hollywood le da la espalda a Chaplin: Columbia, Warner Bros y muchos otros estudios rechazan la financiación de Epstein para The Freak, incluido, lo que es más doloroso, United Artists que «Charlie» había ayudado a fundar cincuenta años antes, en 1919. Epstein y Chaplin no se rinden, pero un ACV que probablemente golpeó al director en esos años, es quizás la razón por la que su esposa Oona O’Neill le dice al productor y amigo de la familia que el proyecto se cerró para siempre.
CHAPLIN parece ser el único que no lo sabe: durante años (morirá en 1977) sigue hablando de The Freak, incluso con la prensa, así como de su película en curso, para preguntarle a Victoria, que continuará con el trabajo de su padre a su manera. Fundando con su esposo Jean-Baptiste Thierrée el Cirque Bonjour – para practicar con las alas, para entretener a la familia con la simulación del desmayo provocado por Sarapha, a pesar de haberse recortado para él el cameo de un homeless londinense que es el único que no pierde el sentido ante la mujer alada. El libro de la Cineteca di Bologna dedicado a la película está, pues, impregnado de la melancolía de imágenes que nunca han visto la luz y acompaña al lector en el último y tenaz vuelo de la imaginación de Charlie Chaplin.
Giovanna Branca © 2021 Il Nuovo Manifesto Società Coop. Editrice
adaptación y traducción de Jorge Cappelloni
© 2021 FelliniA Tierra de Cine