Cuando se pierde a alguien que uno respeta, es duro rendir el tributo sin hablar de si. Lo que significó para uno, cómo te cambió, lo que le debes, qué triste estás. El tema clave en todos esos sentimientos nunca es la pérdida, es siempre el perdedor. Así que en lugar de cualquier reminiscencia personal o reacción a la muerte de George Romero, le ofrezco mi amor y simpatía a la esposa de George, Suzanne y su familia. A todos los demás, un simple recordatorio. George A. Romero inventó el zombi moderno. No las variantes de comedia de los que gimen «Cereeebrooos» o el chillante super zombie de años posteriores, descendientes del bebé original de George. George nos dio el paciente cero. Antes de La Noche de los Muertos Vivientes (1968), los zombies estaban específicamente ligados a la mitología vudú haitiana y generalmente se usaban como metáforas para la esclavitud y la subyugación. Fue idea de George combinar elementos de la leyenda del vudú con una fascinación voyeurista por el canibalismo y la comunicabilidad mítica de la licantropía y el vampirismo. Es en la época de George que se define la mezcla, de la que deriva todo lo demás. Ya sea rápido o lento, las preferencias de esos cerebros de cuerpos inclinados, arruinan el día de Shaun o los siete años de la vida de Rick Grimes. Todo lo que vino después de La Noche de los Muertos Vivos tiene una deuda de gratitud con George. No creo que se haya dicho lo suficiente o haya sido reconocido por aquellos que adoptaron sus ideas. Las remakes, los rip offs, los pastiches y los tributos todos se paran sobre los hombros de este gigante. Recuerden eso, recuerden a George A. Romero. Simon Pegg 2017
Traducción (precaria) Oscar Alvarez
Fuente: Simonpegg.net