por Valentina Bifulco (foto Francesco Montis). (*)
Kamran Shirdel, está en Cagliari para recibir el premio a su trayectoria de parte de la Federación Italiana de Círculos Cinematográficos, relata su debut en Italia y la situación cinematográfica Iraní.
Usted se formó en Italia, primero al estudiar arquitectura y luego en el Centro Experimental de Cine, ¿Qué recuerda de aquella época en nuestro país?
En Roma, me inscribí en la Facultad de Arquitectura, pero iba al cine a ver todas las películas que podía, porque no había muchos cines en Irán. En 1959 me encontré con una oportunidad de acercarme al cinematógrafo: en ese momento vivían en la ciudad algunos productores iraníes que compraban películas y las doblaban al persa, y me habían llamado para traducir los textos y luego para hacer el doblaje. A través del doblaje me las arreglé para ser económicamente independiente, y le escribí una carta a mi padre diciéndole que ya no estaba interesado en la arquitectura, nunca hubiera podido colocar ladrillo sobre ladrillo, siempre he pensado que tienes que destruir ciertas cosas para llegar a la esencia.
El día del examen en el Centro Experimental estaba muy emocionado y presenté un trabajo sobre el director que había elegido como modelo, Michelangelo Antonioni, y fui el primer iraní en entrar.
¿Como fué regresar a Irán como director?
Cuando regresé me encontré con una situación política en la que el Sha quería convertirse en emperador de Persia y tenía un gran poder económico proveniente del petróleo. No me importaba, había aprendido en Italia, sobre todo gracias a Pasolini, a mirar el otro lado de la ciudad, por lo tanto, fui a los barrios pobres, detrás del muro de las apariencias y entendí que quería contarle al mundo. Era impensable en ese momento en Irán hablar de estos temas. Lo hice a través de un préstamo del Ministerio de Cultura y Arte que estaba buscando un director para un trabajo encargado por Woman Organization, una organización de mujeres iraníes encabezada, como todo en ese época, por la hermana gemela del Sha. Está claro que querían un trabajo que reflejara su forma de pensar, pero yo sólo sabía hacer mis films, el resultado Prisión de Mujeres, fue censurada y me prohibieron por algunos meses. Luego me llamaron del Ministerio para hacer una película épica sobre algo que ocurrió en la pequeña ciudad de Gorgan. No tenía idea de lo que iba a filmar, como siempre no tenía un guión escrito. La película fue prohibida y confiscada porque veladamente denunciaba cómo gobernar un país a través de la mentira y el engaño. Volví a ver mis trabajos después de siete años, cuando el Ministro necesitaba un film que representara a Irán en un festival internacional. La película ganó el festival y poco después fue confiscada otra vez.
¿Cómo cree que es el cine iraní contemporáneo?
Lo que ha ocurrido en Irán es bastante increíble para nosotros, el Islam está en contra de la producción de imágenes. Después de la revolución, hubo un aumento inesperado de la producción de manera que hoy en día es difícil encontrar una familia en la que una persona no trabaje en el cine, un poco como sucedia en Roma cuando comencé mis estudios. A través de la tecnología y los nuevos medios de producción se ha incrementado aún más. Un poco me lamento no haber tenido acceso a los medios de comunicación de hoy en día, porque seguramente mi producción sería enorme!
¿Qué tipo de películas le aconseja hacer a un joven director?
Las que he hecho, tengo una relación muy viva con los jóvenes, les ayudo y enseño cómo construir una película. Esto es una de las cosas que más amo en mi vida hoy: poder estar junto a los jóvenes que comparten mi pasión y transmitirle lo que he tenido la suerte de aprender de los grandes del neorrealismo italiano. Espero que esta relación continué por siempre.
Kamran Shirdel es un documentalista iraní nacido en 1939 en Teherán.
Estudio arquitectura y urbanismo en la Universidad de Roma y dirección de films en el Centro Experimental de Roma,graduándose en 1964. Trabajó como asistente de dirección de John Huston en La Biblia. Regresó a Irán donde comenzó su carrera en 1965.
© Revista Sponda sud 17/12/2014
traducción & adaptación Jorge Cappelloni