«Esa película que llevo conmigo»: Filmar para reconstruir la identidad familiar

Por Lorena Sánchez
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Esa película que llevo conmigo es uno de esos documentales que buscan reconstruir la historia familiar al tiempo que aportan semblanzas vivenciales sobre algunos tramos de la historia de un país y del mundo.

Qué mejor manera de preservar la memoria que permite bucear el origen de la propia identidad -cuando sin registro sería efímera- que hablar con los protagonistas directos cuando los tenemos vivos y tan cercanos como un familiar.

La riqueza de la memoria oral y su registro directo es bien conocida por los realizadores documentales -y los psicólogos-. Pero muchos de los protagonistas, por evitar el dolor de la evocación, por desinterés o por sentir que no tiene el valor necesario para ser transmitida no comparten sus recuerdos y vivencias. Por suerte muchas veces surge un hijo, un sobrino o un nieto que busca conocer cómo fue la vida de sus antecesores.

Hay en este film, ganador del concurso Raymundo Gleyzer del INCAA, miradas sobre guerra civil española, la inmigración rioplatense, la dictadura argentina y distintas formas de vivenciarlas con resabios del miedo y la censura o la militancia social según cada generación. Lucía Ruiz, montajista egresada de la ENERC, guionista, directora, entrevistadora y narradora va editando retazos de la historia de su abuelo, Pepe, a quien define como un “niño de la guerra”.

Pepe Ruiz debió dejar su Madrid natal emigrando con su madre y su hermana de la Guerra Civil Española, en cuyo bando antifascista se encontraba el padre. Luego de sucesivos viajes por distintos pueblos que los separaron y volvieron a unir, emigraron juntos hacia Argentina. Pero nunca hablaron del tema.

En el 2000 Lucía viajó a París y Madrid con sus abuelos y lo registró con una cámara VHS. Luego del fallecimiento de Pepe fue al re-encuentro de esas imágenes y preguntándose qué quedó de aquella vivencia de su abuelo como niño de la guerra y cómo repercute hoy en sus sucesores el pasado familiar. La nieta busca reconstruir la historia a partir de un nuevo viaje, las entrevistas personales que hizo con su abuelo, con su padre y otros parientes y un archivo familiar y personal de fotos, audios, videos, documentos y objetos. Mientras avanza su propio viaje fílmico va armando un bonito, amoroso y artesanal árbol genealógico con fotos recortadas y objetos a modo de identidad mural.

“El film indaga sobre el pasado de una familia particular y sus intimidades para saltar a las infinitas experiencias que pueden hacernos atravesar un hecho histórico. Yendo de lo personal a lo universal. ¿Qué sabemos de nuestro pasado? ¿Y qué hacemos con eso?”, se pregunta Lucía en el texto de prensa. Y se responde con la creación en pantalla, rodada en las ciudades de Buenos Aires, Madrid y Manzanares, que ahora ella, sus familiares y todos los espectadores pueden llevar consigo.