Marcia Paradiso,directora «Aguas Abiertas»

"La práctica de la natación no sólo como un deporte,sino como 
un modo de fluir en la vida"

A pocos días de producirse el estreno  en el cine Gaumont de Buenos Aires  del documental “Aguas Abiertas”, FelliniA Tierra de Cine mantuvo una charla con su directora Marcia Paradiso, quien nos cuenta detalles de un minucioso trabajo que intenta explorar las capacidades de fortalecimiento de las experiencias deportivas juveniles y  contribuir a la igualdad de oportunidades y a la integración social de los jóvenes con discapacidad.

por Jorge Cappelloni

¿Cómo te acercaste a la historia de tu documental?

– Conocí a los protagonistas a partir de mi propia experiencia como nadadora. Durante años fui viendo a los chicos crecer a la par, en andariveles vecinos, literalmente. Siempre me generaron admiración, observar la voluntad y el deseo puestos en acto, la práctica de la natación no sólo como un deporte, sino como un modo de fluir en la vida.

¿Cuáles fueron las premisas y objetivos cuando te planteaste abordar esta historia de cuatro amigos que forman el equipo de “natación especial” del Club Atlético Monte Grande y el desafío que le plantean de participar de una maratón a través del río Paraná?

– Una premisa era transmitir una imagen empoderada de los chicos, de sus fortalezas, de lo que lograban a partir del agua . Y entendía que el espectador iba a conocerlos y entender la medida de su desafío si lograba acompañarlos con naturalidad en sus entrenamientos. Otra premisa que me rodeaba era la alegría, el placer, la posibilidad de transformar la mirada del espectador, que pudiera creer en esa fortaleza y disfrutar de los desafíos de ellos.

  Y un objetivo más general es salir de los cánones y las imposiciones de una sociedad muy exigente y restrictiva en relación al cuerpo, esa creencia del cuerpo como mirada y no como sujeto que vive, que experimenta, que vivencia. Por esto, poder vivir una experiencia de transformación como atravesar un río, tiene un significado metafórico.

¿De qué manera lo volcaste en el guión?

– La historia estaba en un inicio, lo mismo que los protagonistas, la primera dificultad era cómo narrarla. Cómo sorprender al espectador con esos límites que se iban a ir corriendo a lo largo de la narración documental. Entonces entendí que una estructura cronológica y lineal, al mismo tiempo cíclica, era la más cercana a la historia. Y las situaciones que iban surgiendo en relación a las salidas que hacían a otros clubes y los preparativos para nadar en aguas abiertas, terminaron de configurar una estructura semejante a un road movie, esos viajes que nos conducen hacia nuestros deseos.

¿Tenías algunas ideas previamente determinadas a utilizar sobre la puesta de cámara para contar esta historia?

 – La puesta de cámara siempre sigue a la acción. La acción manda y las cámaras la siguen. A diferentes distancias, esperando algunas acciones en lugares estratégicos, intentando balancear la cercanía y la distancia. Y otra idea de puesta es la vivencia de los protagonistas, que la acción se cuente desde su hacer, que nos podamos situar por un momento en su lugar. A veces hay limitaciones frente a los tiempos de la acción, en general trabajamos a 3 cámaras, sobre todo por la cantidad de personajes y la dinámica de las situaciones, bastante complejas.

IMG_3836-1-2En el documental logras un cálido acercamiento a la cotidianeidad de los protagonistas y una gran proximidad con ellos, ¿Cómo te resultó el trabajo y la interacción con estos jóvenes?

-Los chicos son muy expresivos y en el agua se sienten muy seguros . Salvo en el primer rodaje, que naturalmente todos estábamos un poco más tensos, y ésto provocaba que los diálogos fueran un poco menos espontáneos. Pero gracias al equipo humano que trabajó en el documental, cada uno en su rol, logramos ese clima trabajo en grupo.

En algunas ocasiones sentía esa distancia personal desde la diferencia generacional, ahí apelaba a los «códigos de nadadores». Entonces charlábamos de la americana, de los entrenamientos, del nado continuo para prepararse para el río, «charlas típicas de andariveles»…

En tu anterior trabajo “Lunas Cautivas” un grupo de reclusas transformaba su realidad en la cárcel a través de la irrupción de la poesía en sus vidas, y en “Aguas Abiertas” apelas al deporte como herramienta de inclusión y el agua obra como un elemento liberador. En base a esas experiencias ¿Qué valoración le otorgas a estos elementos como transformadores del entorno social?

– Yo elijo estos «micromundos», por así decirlo. Estos espacio ínfimos, invisibles, que a priori pasarían inadvertidos, pero que encierran un poder de transformación impresionante. Y me atrae que los protagonistas no son declamatorios de lo que hacen, que construyen, que se comprometen, que confían en esa tarea cotidiana y se animan siempre a correr un poquito los límites, siempre desde el hacer.

En ambos documentales creo que hay una tensión entre el afuera y el adentro, y cómo el adentro puede transformar el afuera.

 ¿Qué puntos de contactos y diferencias (productivos, discursivos, formales, estéticos,etc.) observas entre “Aguas abiertas” con relación a “Lunas Cautivas Historias de poetas presas” (2012)?

 – En ambos documentales sentí que había un riesgo importante en el tema, en hablar de poesía, o de natación, pero a la vez hablar de otra cosa. Y el temor pasa por la «aridez» de la poesía o la natación para los que no viven esa realidad y que se animaran a entrar en la realidad de otro. Es pensar que pudieran interesarse aún a aquellos que no son lectores de poesía o nadadores, que el tema funcionara desde un punto de vista de comprender la pasión y el compromiso con la palabra, con el cuerpo o con la naturaleza, más allá de las condiciones particulares que se transiten.

Y en particular, en Lunas había mucha palabra, palabra poética, escrita, dicha, diálogos, reflexiones, los vínculos se articulaban con la palabra con mucho énfasis, mientras que en Aguas, los vínculos se cuentan en lo gestual, en las miradas, en el cuerpo. Esa diferencia fue quizás lo más complejo de construir como discurso fílmico, generar esos vínculos entre el grupo desde lo gestual.

Desde el guión, en ambos casos, sabía antes de filmar Lunas y también Aguas qué forma iban a tener, aunque fuera luego muy complejo el montaje. En ambos casos los guiones se acercaron mucho al armado final, y el trabajo de montaje fue una tarea muy larga, de mucho detalle.

En Aguas contamos con un equipo de realizadores, más que técnicos, que entendieron y aportaron a que el material se registrara y se editara con una mirada muy cuidadosa, haciendo un balance permanente entre una búsqueda estética y un compromiso humano.

Finalmente, tanto en Lunas como en Aguas, trabajamos con un presupuesto muy justo, que siempre termina siendo un desafío colectivo, un modo de entender hacer cine social.

¿Alguna consideración final?

– Me resta agradecer a los protagonistas, seguramente sus experiencias animarán a muchos otros y sus ejemplos serán un espejo donde mirarse.

Aguas Abiertas de Marcia Paradiso se estrena el 23 de julio en el Espacio INCAA Cine Gaumont Rivadavia 1635 (CABA) http://espacios.incaa.gov.ar/agenda.php

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Agradecimiento especial a Violeta Burkart Noe – 14h comunica